martes, 28 de agosto de 2012

"Don Pedro Benitez, un poeta de Dios"





A veces la vida nos pone a prueba y nos sentimos perdidos.
Don Pedro Benitez, nuestro querido poeta de Dios, en su libro Antología del Ser, nos deja la semilla de la esperanza sembrada en el alma, con el mejor abono, el amor.
En estos tiempos tan difíciles hace mucha falta acercarse cada vez más a nuestro Ser interior, para beber las mieles de la palabra divina. En estos dos maravillosos poemas podemos encontrar ese otro lado de las cosas, que muchas veces no percibimos por vivir tan apurados.
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Es hora de encontrarnos

Es hora de dejar los laberintos,
de vernos sin vidrieras,
de volver al campo,
al horizonte de tierra descubierta,
al sol total sin sombras fabricadas...

Vámonos hermano,
con el viento y la lluvia hasta la copa
y la raíz del árbol,
donde el silencio de los tiempos largos,
nos vaya, con lo natural y eterno,
libremente familiarizando.
Las horas del encuentro están tan cerca,
tan cerca y...¿no podremos encontrarnos?

Volvamos ya. ¿Qué nos detiene?
si hay una luz de estrella todavía,
y pastores y aquel canto.

Si en todas partes,
como ayer y siempre,
la mirada de Dios sigue esperando.

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El otro

Siempre ante una inminencia
en trance de ser algo,
está el que nunca vemos,
el otro, el postergado.

El que camina a impulsos
de ortopédicos pasos
por calles repetidas,
sin saber hasta cuándo.

El que pasa su poco
de sueño y se acomoda
a sordos laberintos
de rutinas y horarios.

El que propone vuelos
transidos de respaldos
y palabras sin dedos
que sólo dicen actos.

El que en constante escena,
presiente un intervalo
de silencios que gritan
palabras sin aplauso.

Ese que en el camino,
sin voz se queda,
mientras el labio sigue
hablando, hablando, hablando.

Ese que monologa
desde los entreactos,
y que tal vez un día,
afónico de ensayos,
deje las inminencias
para ser lo soñado,
o ya sin tiempo, sea,
definitivamente,
el otro, el postergado.



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