lunes, 7 de marzo de 2011

Homenaje a nuestras mujeres en su día. "Felicidades"

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Para todas las mujeres del mundo y muy especialmente para todas las mujeres de nuestra querida Argentina, a modo de homenaje rescatamos estas historias de amor y coraje y nuestro eterno reconocimiento a estos seres que escribieron páginas de gloria para cimentar nuestra patria.
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Las olvidadas


María Remedios del Valle


En 1827 bajo el gobierno de Rivadavia, ambulaba una negra pidiendo limosna en las iglesias. Una negra ya vieja, con cicatrices visibles y que desvariaba un poco. Se hacía llamar “La Capitana” y decía que sus heridas, de balas, de lanzas y hasta de azotes las había recibido “cuando de verdad se peleaba por la Patria”.
Una tarde, el General Viamonte, héroe de la independencia, que había peleado junto a Belgrano en la campaña del alto Perú se la encuentra; se dice en los arcos de la vieja recova. Pese a ser ya vieja, más vieja por sufrimientos que por edad, Viamonte creyó reconocerla y le pregunta su nombre.
“María Remedios del Valle” le responde la andrajosa negra.
¡PERO SI ES LA MADRE DE LA PATRIA!, exclama asombrado.
Aquella “Loca”, para los que comían todos los días y dormían en una casa, aquella negra andrajosa a la que con unas pequeñas monedas se la podía borrar y continuar por el camino blanco de la virtud ciudadana tenía méritos suficientes para ser llamada “La Madre de la Patria” y compartir unas décadas después la paternidad de José de San Martín, al que con más suerte se lo llamó “El padre”.
Se sabe que en 1807 actuó en la defensa de Buenos Aires contra los invasores ingleses como auxiliar en el cuerpo de Andaluces.

Luego se incorporó, junto a su familia, esposo y dos hijos que allí quedaron para siempre, al ejército que el mando de Belgrano fue al Alto Perú.

Allí sufrió derrotas, tuvo una heroica actuación en Ayohuma, donde combatió fusil en mano y fue herida, cayó prisionera; estuvo en el éxodo jujeño y cuando el ejército de Belgrano esperó al enemigo en Tucumán, pidió estar en primera línea para atender a los heridos. Belgrano no se lo permitió pero ella se filtró y estuvo donde quiso. Desde ese momento los soldados comenzaron a llamarla “La Madre de la Patria” y Belgrano la nombró Capitana.

Viamonte pidió que se le reconocieran los servicios, cosa que finalmente se hizo pero nunca recibió los auxilios económicos que tan notoriamente necesitara.
Se sabe que Rosas la vuelve a incorporar al ejército y su muerte se pierde en el anonimato de la pobreza.

Olvidada por la historia oficial, tal vez por su doble calidad de mujer y negra, por estos días, cuando se habla de tantas mujeres heroicas en todo el mundo, bien vale rescatar del ostracismo a esta mujer a quien los soldados de Belgrano bautizaran como “La Madre de la Patria”.

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Amalia Celia Figueredo de Pietra

Primera aviadora argentina y sudamericana. Nace en Rosario, el 18 de febrero de 1895. En 1900 se traslada a vivir a Buenos Aires. En 1914 se afinca cerca del aeródromo de Villa Lugano (tiene 19 años), donde conoce al aviador francés Paul Castaibert. También conoce a Jorge Newbery, quien la invita a volar en avión bautizándola en el aire. Instada por Newbery, inicia su aprendizaje de vuelo con Castaibert en Lugano. Comenzó aprendiendo en un monoplano, que como tiene una sola carlinga el piloto tiene que aprender en tierra. Pero por su condición de mujer ponían muchos celo por su bienestar y reparos en que volase sola, así que pasa a otra escuela. Si bien Castaibert la trato muy bien y nunca le cobro por el curso. Se muda con su hermano a San Fernando, donde comienza su aprendizaje con Marcel Paillete, en la escuela que este tenia en esa localidad, allí aprendió Amalia con un biplano Farman-Gnome. Pocos meses después, el 6 de septiembre de 1914, esta en condiciones de rendir el examen de piloto, y lo realiza ese día. La mala suerte la acompaña, tiene un accidente durante el ensayo, sin consecuencias personales. Pero el 1º de octubre de ese mismo año, Amalia se presenta nuevamente a examen, rindiéndolo brillantemente. Obtiene el "brevet" Internacional de Piloto Aviador Nº 58, expedido por el Aero Club Argentino. Realizo con posterioridad muchas exhibiciones públicas. En junio de 1915 une Buenos Aires y Rosario. A los 20 años Amalia se casa con Alejandro Pietra, y reduce su actividad aérea a cero. Posteriormente recibe muchos honores y distinciones nacionales e internacionales. Fallece a los 90 años el 8 de octubre de 1985.

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Juana Moro (La emparedada)


Nacida en Jujuy, durante las guerras de independencia, lideró en Salta, junto con Doña Loreto Sanchéz de Peón, una red de espionaje femenina conocida como Las Mujeres de la Independencia.

En el año 1814, después de invadir Jujuy y Salta, el Jefe realista, Joaquín de la Pezuela, le informa al virrey del Perú:

«Los gauchos nos hacen casi con impunidad una guerra lenta pero fatigosa y perjudicial. A todo esto se agrega otra no menos perjudicial que es la de ser avisados por horas de nuestros movimientos y proyectos por medio de los habitantes de estas estancias y principalmente de las mujeres, cada una de ellas es una espía vigilante y puntual para transmitir las ocurrencias más diminutas de éste Ejército».

La comunicación, interceptada por los patriotas, es un claro testimonio de la actuación de las mujeres. Una de las que desvelaba al jefe realista era la jujeña Juana Moro de López, delicada dama que humildemente vestida se trasladaba a caballo espiando recursos y movimientos del enemigo.

En una oportunidad fue apresada y obligada a cargar pesadas cadenas, pero no delató a los patriotas. Sufrió el castigo más grave. Cuando Pezuela invadió Jujuy y Salta. Juana fue detenida y condenada por espionaje a morir tapiada en su propio hogar. Días más tarde una familia vecina, condolida de su terrible destino, oradó la pared y le proveyó agua y alimentos hasta que los realistas fueron expulsados.

Fue emparedada a los 29 años, pero murió centenaria. A consecuencia de la difícil situación que atravesó fue su apodo: «La Emparedada».

Un cariño especial a todas nuestras compañeras del Hospital Pedro de Elizalde.

¡Muy Feliz Día!

Fuentes:
La Gazeta Federal

Fotos y Textos de Internet




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